top of page
  • Foto del escritorQuiero Psicología

¿Mi familiar sufre demencia?

Identifica algunas señales.



¿Por qué se ha vuelto tan intransigente?


¿Estás cansado/a de sus cambios de humor?


¿Dice cosas que no son habituales que diga?


¿Has notado que tiene pérdidas de memoria pero piensas que siempre ha sido muy despistado/a?



Quizás hayas percibido a tu familiar algo diferente, como raro. No te cuadra lo que está pasando y esto repercute en tu estado de ánimo: no entiendes lo que sucede.


A veces, vemos tan lejana la posibilidad de que experimentemos junto a nuestros seres queridos este tipo de situaciones, que pasamos por alto una serie de señales que pueden ser indicadores de algún tipo de demencia.


Mientras esto comienza a ocurrir, esos despistes, esos cambios de humor, la torpeza o esas “barbaridades que no para de decir últimamente”, te crean una sensación de incomprensión y frustración.


Normaliza tus emociones.


Es normal que te sientas así. Por eso, cuanto antes detectes los posibles signos y síntomas más característicos, antes podrás tomar la decisión de acudir con tu familiar a un profesional que valore la situación. No hay que olvidar que a veces es difícil diferenciar comportamientos que se deben a un deterioro cognitivo u otro tipo de situaciones.


Estos son algunos de los rasgos generales o posibles síntomas que puedes observar. Si los ves evidentes o sospechas, te pueden ayudar a aclarar un poco más lo que tu familiar está experimentando:


Dificultad en las actividades básicas diarias

Desde la tarea más automática como ir a la cocina, bañarse etc., hasta tareas más complejas como organizar la compra de la semana o ir a la farmacia de siempre.


Algo que tu familiar hacía con normalidad y que es posible que notes que no lo hace igual o que directamente no recuerda cómo hacerlo. Esto puede llevar a la persona a preguntar en exceso o a sentirse frustrado/a ante la dificultad que está experimentando.


Desorientación y pérdidas de memoria

Olvida la cita del médico, se pierde de vuelta a casa, no consigue recordar lo que hizo el día anterior, etc. o pequeños detalles de los momentos más cercanos como dónde ha dejado los zapatos o cómo se encienden los fuegos de la cocina.


Si es una persona que conduce, también puede aparecer desorientación en trayectos habituales y conocidos.


La comunicación se vuelve complicada

No consigues entender lo que te dice o parece que no te entiende a ti por más que se lo hayas explicado.


Quizás le cueste recordar y por tanto decir el nombre de objetos tan comunes como el tenedor o la silla, tarda en comenzar a hablar, o cada vez habla menos; repite de manera constante una palabra o sonido o grita sin motivo.


La escritura también puede verse afectada, puede que no sepa coger el bolígrafo, que no sea capaz de recordar con qué mano escribe o que comience a cometer faltas de ortografía o errores de cálculo.


Cambios en la personalidad

Es posible que tu familiar muestre comportamientos que no ha tenido nunca: conductas agresivas, desinhibición sexual o verbal, etc.


Los cambios en el estado de ánimo pueden ser muy acusados y repentinos, por ejemplo, llorar desconsoladamente y luego reír a carcajadas sin solución de continuidad.


Experimentar ansiedad o síntomas propios de la depresión

Puede suceder que, siendo una persona habitualmente jovial y extrovertido/a, de forma progresiva y sin causas aparentes comience a mostrarse muy apático/a, callado/a o depresivo/a.


Quizás aparezcan asociados a toda la sintomatología, estrés y/o ansiedad al comenzar a darse cuenta de su situación y de los cambios que está experimentando.


Alteraciones en el sueño

Con momentos de exaltación en sus horas habituales de sueño que le provocan estrés y que pueden alternarse con períodos de somnolencia repentina durante el día. Incluso puede aparecer un cambio drástico de los tiempos dedicados al sueño.


Cambios en la alimentación

Pueden surgir problemas relacionados especialmente con la pérdida de memoria: puede olvidarse de comer o de beber, no ser capaz de cocinar o, como hemos comentado más arriba, que no pueda encender la cocina.


Aparecen también problemas físicos como incapacidad para tragar o masticar o incluso que se niege a comer por encontrarse en un estado apático o depresivo.


Otros factores


El tiempo que lleves percibiendo estos cambios; la edad de tu familiar; si ha tenido cambios en su medicación habitual o ha habido algún consumo de tóxicos.


En cualquier caso, si has identificado algunas de las señales antes expuestas o tienes dudas, te recomendamos consultar con un/a profesional.


En Quiero Psicología podemos ayudarte a sobrellevar esta situación acompañándote en el proceso y en las distintas etapas. En caso de que seas cuidador/a de una persona con demencia, recuerda: el cuidado de tu salud física y mental son fundamentales.

9 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
¡Entérate de nuestros nuevos post!

Si te ha gustado lo que has leído en nuestro blog déjanos tu email y haz que te lleguen todos nuestros post nada más los publiquemos. Entérate el primero de nuestras novedades. 

¡Gracias por tu subcripción!

bottom of page