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Meditación para gestionar el encierro

Sólo con tu respiración puedes comenzar a meditar.



¿Te sientes encerrado?


¿Te falta el aire, la casa se te cae encima?


¿Necesitas algo que te permita despejar la mente?


Por suerte, tienes una herramienta a tu alcance que es gratis, súper sencilla de utilizar y que puedes usar en cualquier momento, en cualquier espacio, estando sola o acompañada.


Te hablo de tu respiración.


Respirar es el primer paso para comenzar a meditar.


Te propongo un ejercicio muy sencillo que que puedes practicar tantas veces como te sea necesario: si tu cabeza no te da tregua, si aparece angustia o ansiedad o incluso cuando estés tranquila y quieras mejorar tu práctica del ejercicio.


Tómate unos minutos, en cualquier lugar puedes hacerlo, sentada o de pie, tumbada o en la posición del loto, tú eliges. Comienza respirando lenta y profundamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Intenta mantenerte así, si cierras la boca, no te preocupes porque es muy normal, vuelve a abrirla y sigue respirando.


Cuando hayas conseguido mantener esta respiración lenta y profunda intenta practicar estos pasos:


Observar la respiración

Observa sólo la expansión y contracción de tu pecho o tu estómago. Observa la inhalación, desde que entra en tu nariz hasta que baja a los pulmones. Al final de la inhalación haz una parada, antes de soltar el aire.


Observar el "tiempo muerto"

Observa ese espacio de tiempo. Observa la exhalación, como el aire sale por tu boca. Observa la parada posterior.


Simplemente, pon toda tu atención en la forma en que mantienes el aire dentro de tu cuerpo, siente si te cuesta y dónde te molesta. O siente que fluye sin molestia alguna.


Repite el primer paso, observando la inhalación y los posteriores. Haz este ejercicio dos o tres veces, estás observando tu ciclo de respiración, no lo cambies, permite que tu cuerpo sea libre de respirar como lo necesite, sin forzar.


Contar las inhalaciones

Introduce ahora un pequeño cambio en la observación, la respiración no varía: comienza a contar las inhalaciones.


Inhalas. Uno (no cuentes la exhalación).

Inhalas. Dos, y así hasta que llegues a diez.


Es probable que olvides observar la respiración o cuentes más de diez, es normal, no lo haces ni peor ni mejor que nadie, todo lleva su tiempo y precisa de su aprendizaje.


Si ves que te has perdido, empieza otra vez desde uno, contando solamente la inhalación.


Es importante que recuerdes la observación del ciclo completo: inhalación - pausa - exhalación - pausa, prestando especial atención a las pausas, a las sensaciones en tu cuerpo.


Respirar conscientemente marca un antes y un después en tu día a día. Tu propia respiración es la herramienta más eficaz que tienes para calmar tu mente y tu cuerpo, va siempre contigo y puedes utilizarla en cualquier momento y lugar, tan solo unos pocos minutos son suficientes para generar un cambio.


Es importante tener presente que respirar conscientemente, poniendo atención a tu respiración y relajando cabeza y cuerpo NO es meditar, se trata solo del primer paso de muchos.


Así que, te invito a que no te detengas, practica este ejercicio o cualquiera de los miles que vas a encontrar para mejorar tu respiración y sigue investigando hasta conseguir meditar y disfrutar de todos los beneficios y aplicaciones que la Meditación tiene.


Si quieres seguir respirando y aprender a meditar, habla con nuestra experta en meditación y mindfulness.


Contacta con nosotras en el 652 573 501 o en quieropsicologia@gmail.com. También al final de esta página tienes nuestro formulario de contacto.



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